1831. El perfeccionamiento en el estudio de las células (Robert Brown y el núcleo)


Con el advenimiento de la tecnología en materia de óptica, las células, unidades de todos los seres vivos, pasaron a ocupar el centro de atención de los científicos. La palabra "célula" había sido usada por primera vez con un sentido biológico en 1665 por el científico inglés Robert Hooke (1635-1701), quien había notado que el corcho y otros tejidos vegetales están constituidos por pequeñas cavidades separadas por paredes. El estudio científico de la célula se inicia en el siglo XIX, en parte, debido a la eliminación de las aberraciones cromáticas que condujeron al perfeccionamiento del microscopio. Antoni van Leeuwenhoek (1632-1723) había logrado perfeccionar la técnica del pulido de lentes. Así, se habían construido microscopios de gran aumento para esa época mediante la combinación de diferentes lentes en cuadriláteros de oro, plata o cobre. Además, se desarrolló la técnica de realización de preparados, ya que se comenzaron a utilizar colorantes, y se inventó el micrótomo, con lo que se pudo realizar una gran cantidad de cortes histológicos. Las investigaciones con el uso del microscopio mostraron una diversidad de vegetales formados por celdillas y, poco a poco, se empezó a comprender que el contenido de estas celdillas –o células– tenía tanta o más importancia que sus paredes. En 1831, el botánico escocés Robert Brown (1773-1858) advirtió la presencia constante de un corpúsculo en el interior de las células vegetales del cual se desconocía la función: era nada más ni nada menos que el núcleo. A partir de entonces se comenzaron a describir otras estructuras internas. Brown se hizo conocido por describir, en 1827, el fenómeno actualmente denominado "movimiento browniano" referido al movimiento irregular de las partículas en suspensión. Muchos años más tarde, este fenómeno ofreció a los científicos una prueba para la existencia de los átomos.

Véanse también: caps. 1 y 2