180. Los estudios de Galeno
Durante los siglos en los que Roma impuso su dominación sobre los pueblos del Mediterráneo, los estudios científicos se vieron interrumpidos. Sólo se recogían y divulgaban los conocimientos del pasado, especialmente los realizados por los griegos. Así, Aulo Cornelio Celso (25-50 d. C.) adquirió una fama inmerecida al difundir entre los europeos una visión generalizada de la ciencia. Cayo Plinio Segundo (23-79 d. C.) escribió una enciclopedia de 37 volúmenes en la que resumió todos los conocimientos que había alcanzado la ciencia hasta ese momento. Esa obra recoge muchas ideas tomadas de Aristóteles (384-322 a. C.) y también muchas supersticiones. Según Plinio, nada existía por sí mismo, sino que todo estaba puesto al servicio del hombre. Quien se destacó en esa época fue un médico griego que ejerció su profesión en Roma: Galeno (c. 130-200 d. C.). Galeno nació en Turquía y murió en Sicilia. Por no estar bien consideradas en aquel momento las disecciones del cuerpo humano, se dedicó a trabajar con la disección de animales, como perros, cabras, cerdos y monos. Esto le permitió revelar detalles sobre la musculatura. Así fue como, realizando sus estudios en Roma, descubrió que los músculos trabajaban en grupos. También reveló la importancia de la médula espinal de los animales, cortándola en diferentes niveles y observando la parálisis resultante. Galeno postuló, además, que la sangre se fabricaba en el hígado y se transportaba al corazón desde donde era bombeada a venas y arterias hasta consumirse en los tejidos. Galeno pensaba que el corazón era una única bomba (no una bomba doble como ahora se sabe que es) y que había poros muy pequeños en el grueso tabique muscular que separa aurículas de ventrículos que permitían el pasaje de la sangre. Estos orificios nunca se observaron, pero durante diecisiete siglos después de Galeno, los anatomistas aseveraron su existencia. Gran parte de sus trabajos debieron ser corregidos posteriormente, en el Renacimiento. Galeno pensaba, además, que la sangre avanzaba y retrocedía por los mismos vasos. Entre las contribuciones importantes de Galeno se encuentra el haber tenido en cuenta el pulso arterial al hacer un diagnóstico.
Véanse también: caps. 30 y 36