280 a. C. Nervios y cerebro
Alrededor del siglo III antes de Cristo, la cultura griega se había difundido rápidamente. En el Museo de Alejandría –el equivalente más antiguo de una universidad moderna–, se destacaron dos sabios: Herófilo (355-280 a. C.) y luego su discípulo Erasístrato, que se estima que vivió y desarrolló sus ideas alrededor del año 250 o 310 a. C. Estos sabios estudiaron el cerebro y los nervios.
Herófilo fue el primero en darle importancia al cerebro –al que consideraba el centro de la inteligencia– y dividió a los nervios en sensoriales y motores. Además, fue quien dio nombre a la retina. También advirtió que por las arterias fluía sangre y que estos vasos eran pulsátiles. Describió el hígado, el bazo y el duodeno, la primera porción del intestino delgado.
Erasístrato distinguió el cerebro del cerebelo, pero no creía que las arterias transportaran sangre.
En esta época se puso fin a la disección, ya que se consideraba que si no se mantenía intacto el cuerpo, no se podía aspirar a una existencia post mortem. Así, durante 15 siglos, se estancó el estudio del interior del cuerpo humano. En realidad, por esa época, la ciencia griega en general comenzó a declinar, probablemente debido a las luchas internas. Por otra parte, la vida comenzó a considerarse algo sagrado, no apropiado como objeto de estudio.
Véanse también: caps. 31 y 33