1980 en adelante. Los modelos experimentales para el estudio del desarrollo a nivel genético
En los últimos veinte años, la mosca de la fruta, D. Melanogaster, se ha convertido en el organismo modelo para el estudio genético del desarrollo. En los aspectos morfológico y fisiológico, se conocen con bastante detalle las distintas etapas del desarrollo, desde el huevo hasta el adulto. Su estudio pormenorizado ha iluminado nuestra comprensión de innumerables principios del desarrollo y ha permitido identificar una gran cantidad de genes y procesos que luego se pudieron estudiar en otros organismos como el ser humano. También se realizaron numerosos trabajos con Caenorhabditis elegans, un gusano cilíndrico que pertenece al grupo de los nematodos. Las ventajas experimentales de este organismo incluyen su pequeño tamaño, su ciclo de vida corto, su fácil manejo y el hecho de que su cuerpo es transparente. Esta última característica permite el examen directo del proceso de desarrollo. Así como ocurrió en el caso de los animales, los investigadores de la genética de las plantas se han dedicado al estudio de algunos organismos modelo en los cuales se concentra la mayor parte de las preguntas. Uno de los modelos más estudiados es una pequeña planta llamada Arabidopsis thaliana, escogida por su pequeño genoma y su fácil cultivo. Sin embargo, por razones comerciales, se utilizan otros modelos tradicionales como el maíz y el tabaco. El desarrollo de las plantas, como el de los animales, empieza como un cigoto fecundado que, en este caso, se encuentra dentro de la semilla. El estudio del control genético de la embriogénesis vegetal es, en parte, un retoño de los estudios realizados previamente en Drosophila.
Véase también: cap. 15