1799. La estratigrafía de Smith y las grandes expediciones (Humboldt y Bonpland)
Los restos de organismos fósiles y los nuevos animales encontrados en las grandes expediciones de los siglos XVI y XVII fueron los protagonistas del proceso de desarrollo de la teoría evolutiva. Durante la última parte del siglo XVIII renació el interés por los fósiles. En siglos anteriores, los fósiles habían sido coleccionados como curiosidades, pero generalmente se consideraban accidentes de la naturaleza, piedras que de alguna manera se parecían a conchas, o bien una evidencia de grandes catástrofes del tipo del Diluvio descrito en el Viejo Testamento. El primero en sugerir que los fósiles son restos de animales y plantas enterrados había sido un geólogo y anatomista danés, Nicolaus Steno (1638-1686) en la segunda mitad del el siglo XIV. El agrimensor y geólogo inglés William Smith (1769-1839) fue uno de los primeros en estudiar científicamente la distribución de los fósiles. Cada vez que su trabajo lo llevaba a una mina, a lo largo de canales, o a campo traviesa, él anotaba cuidadosamente el orden de las diferentes capas de rocas –los estratos geológicos– y recogía los fósiles de cada una de ellas. Finalmente, en 1799, estableció que cada estrato, independientemente del lugar de Inglaterra en el que se encontrase, contenía tipos característicos de fósiles y que estos fósiles eran realmente la mejor manera de identificar un estrato particular al comparar diferentes localidades geográficas. Aún hoy los fósiles son utilizados para identificar estratos, por ejemplo, por parte de los geólogos en la búsqueda de petróleo. Smith no interpretó cómo y por qué se habían formado los fósiles, pero sí pudo inferir que la superficie actual de la Tierra se había formado capa sobre capa durante el transcurso del tiempo. Como en el mundo del uniformitarismo de James Hutton (1726-1797), la Tierra vista y descrita por William Smith era sin duda muy antigua. Estaba comenzando una revolución en la geología; la ciencia de la Tierra se estaba transformando en un estudio del tiempo y del cambio, más que en un mero catalogar tipos de rocas. En consecuencia, la historia de la Tierra quedó íntimamente ligada a la historia de los organismos vivos, como lo revelaba el registro fósil. Paralelamente a todos estos acontecimientos, en esta época se hallaban en auge las expediciones científicas. Una de las más renombradas en la historia de las ciencias naturales fue la emprendida por Alexander von Humboldt (1769-1859) y Aimé Bonpland (1773-1858) por América Central y América del Sur. Bonpland, naturalista francés, médico y botánico, residió la mayor parte de su vida en Sudamérica y murió en la Argentina. Humboldt conoció a Bonpland en París, quien sería su más cercano compañero y amigo. Recibió de él clases de botánica, zoología y anatomía. El científico alemán le retribuyó con lecciones de física terrestre, astronomía y meteorología. En 1799, época en que las expediciones eran toda una aventura, iniciaron juntos un viaje de cinco años por el continente americano. Durante el extenso recorrido que otorgó gran fama a los dos hombres de ciencia, Bonpland reunió un herbario de 60.000 plantas, de las cuales un quince por ciento correspondía a especies descubiertas por él. Además, juntos recopilaron datos y ejemplares de la fauna local. Los naturalistas observaron la flora, la fauna, la hidrografía, los hábitos indígenas, el cielo y los océanos. Humboldt conoció casi todos los mares del mundo y siempre bajó a tierra para estudiar lo que consideraba de interés para la cultura y la ciencia universal. Veía en la geografía de las plantas una ciencia que se vincula perfectamente con la geología y se preguntaba si la gran variedad de vegetales y de animales podían considerarse derivadas de pocas especies primordiales modificadas paulatinamente por las condiciones del ambiente en el cual se encontraban. Esto dio inicio a la zoogeografía y a la fitogeografía. Posteriormente, Alfred Wallace (1823-1913), basándose sobre la distribución de los mamíferos y las aves no migratorias, estableció regiones fitogeográficas y zoogeográficas, la mayoría de las cuales son tomadas en cuenta en la actualidad. Como resultado de sus observaciones, Humboldt publicó una obra de trece tomos Viaje a las regiones equinocciales del nuevo continente y se preocupó en aclarar que la sección Botánica le pertenece a Bonpland. Humboldt fue uno de los más activos luchadores por la libertad de Bonpland, quien estuvo detenido casi una década en el Paraguay por el dictador local.
Véanse también: Introducción y cap. 17